Cómo Superar una Infidelidad

Superar una infidelidad es como intentar salir de un laberinto diseñado por la pareja y cuyos muros están construidos a base de mentiras.

El dolor emocional es tan fuerte que a las personas les lleva mucho tiempo reponerse. Incluso hay quienes pueden pasar años sin recuperar esa sensación de tranquilidad que antes existía en su relación, aún y cuando su pareja esté dispuesta a hablar con honestidad.

Luego de varios años ayudando en terapia a personas que desean recuperar el cariño que sentían, quiero compartirte los 3 callejones sin salida en los que comúnmente las parejas terminan atrapadas y que les impiden tener una relación basada en la confianza.

Aunque no lo creas, estos callejones se forman cuando las personas se apoyan en ciertas creencias “aparentemente lógicas” para intentar resolver los conflictos que toda infidelidad provoca. Así, usando el sentido común, esperan encontrar soluciones que nunca llegan. Y sabes algo, es muy triste ver a personas poniendo su máximo esfuerzo sólo para terminar frustradas y desconcertadas por no saber qué están haciendo mal.

Pero volviendo al punto, estos callejones sin salida se crean por algo que en psicología se conoce como “paradojas comunicativas”. Lo sé, suena muy complejo… y créeme lo es. Sin embargo, si estas leyendo esto es porque seguramente buscas algunas respuestas, y no una clase teórica de psicología, ¿cierto?

¿Qué hace que una infidelidad sea algo tan complicado de olvidar, o más aún, de sanar?

Para entender cómo se forman estos callejones, primero es necesario saber qué es una paradoja.

Ahora, mi intención no es que te quemes el cerebro tratando de entender un concepto tan complejo. Lo que sí quiero hacer es que puedas reconocer la sensación tan incómoda y desconcertante que implica estar frente a una paradoja. Veamos...

Imagina que vas caminando por la calle. Al otro lado de la banqueta ves una casa abandonada rodeada por una gran barda toda pintada de blanco y a lo lejos logras distinguir que hay un mensaje escrito en ella. Conforme te acercas a la barda, finalmente logras leer el letrero que dice:

“Prohibido escribir en esta pared”.

Otro ejemplo. Vas manejando por la carretera y a lo lejos logras ver un par de letreros verdes usados para dar indicaciones. Una vez que estás lo suficientemente cerca, descubres lo que ambos letreros dicen (ver imagen). De igual forma, proverbios populares como: “si deseas la paz prepárate para la guerra”, implican lidiar con la paradoja.

Aunque estos ejemplos pueden parecer inofensivos y hasta divertidos, las consecuencias de estos mensajes paradójicos pueden destruir una relación de pareja si no se sabe cómo afrontarlos. Esto se debe a que una paradoja nos coloca frente a un conflicto que, entre más nos esforcemos por resolver, más empeorará la situación.

El letrero

de al lado miente.

El letrero de al lado dice la verdad.

PARADOJA: deducción que, a pesar de parecer correcta y racional, contradice a la lógica o al sentido común.

1. LA PARADOJA DE LA VERDAD

Este callejón sin salida se crea cuando nuestro cerebro trata de encontrar una solución para conciliar las siguientes ideas:

Una persona infiel debe mentir si desea esconder su infidelidad. Por lo tanto, la conclusión lógica es que todas las personas infieles mienten. Esta afirmación no sería un problema, de no ser porque tras descubrir una infidelidad, a la persona engañada le surgen un sinfín de preguntas. Su mente se ve atacada por un ejército de dudas que no dejarán de molestar hasta no saber la verdad. Lo difícil del asunto es que, la persona más indicada para dar respuesta a esas preguntas es, justamente, quien ha estado mintiendo.

La paradoja de la verdad alcanza su máxima expresión en la frase: “parece que la única forma de saber la verdad es hablando con un(a) mentiroso(a)”. La persona engañada se encuentra ahora frente al primer reto paradójico por resolver. La lógica me dice que si me has mentido antes es muy probable que lo sigas haciendo, pero también la lógica me dice que si no encuentro una forma de creer que dices la verdad, no podremos superar tu engaño.

Un pensamiento que ayuda a reflejar claramente el dolor emocional causado por esta paradoja es: "entre más te conozco, más te desconozco". Esto quiere decir que la persona engañada tiene el temor de preguntar y de conocer toda la verdad, bajo el riesgo de perder lo poco que quede del respeto y admiración que alguna vez existieron.

2. LA PARADOJA DE LA CONFIANZA

Confiar implica creer en que no harás nada voluntariamente con el fin de lastimarme. Ahora, decir la verdad sobre cómo ocurrieron los hechos NO garantiza recuperar la confianza. Así que esta segunda paradoja suele ser consecuencia de la primera, ya que la verdad y la confianza suelen estar íntimamente relacionadas. Entonces, para empeorar la situación, ambas partes saben que no lograr recuperar la confianza es casi una sentencia de muerte para la relación.

Así, el segundo reto paradójico o callejón sin salida frente al que se encuentra una pareja es:

"tu nivel de credibilidad está tan dañado que aunque respondas a mis preguntas con la verdad, difícilmente podré creerte".

Nuevamente, un pensamiento que ayuda a ver con claridad el dolor emocional generado por esta paradoja es:

"la única forma de confiar en ti, es no confiando en ti".

Dicho de otra manera, si pudiéramos poner palabras a los sentimientos de la persona engañada, escucharíamos algo como:

"desearía volver a estar como antes (cuando confiaba en ti),

pero volver a ser como antes implicaría tragarme tus mentiras".

No exagero cuando digo que el conflicto es tan grave, que muchas personas engañadas se muestran más dispuestas a creerle a cualquier otra persona (incluso al amante) con tal de no enfrentarse al dilema que este callejón sin salida representa.

3. LA PARADOJA DEL OLVIDO

Aún y cuando una pareja logre superar las paradojas de la verdad y de la confianza, se encontrarán con un tercer reto paradójico o callejón sin salida.

Para poder superar una infidelidad es necesario perdonar a la pareja y dejar atrás lo que ha hecho.

Sin embargo, el problema aparece cuando se confunde "dejar atrás" con "olvidar".

Para empeorar las cosas, el olvido es un proceso pasivo, nunca activo.

¿A qué me refiero? Nadie ha logrado olvidar algo recordándose todos los días aquello que debe olvidar.

Sería tanto como pegar una nota en mi puerta o en el espejo del baño, ¡sólo para recordarme que debo dejar de pegar notas en mi puerta o en mi espejo del baño!.

Desafortunadamente, descubrir la infidelidad de la pareja es un suceso tan impactante a nivel psicológico, que siempre hay algo que termina por recordárnoslo (una escena en una película, un nuevo mensaje en el celular de la pareja, un comentario escuchado durante una conversación en una reunión… la lista es interminable!!!).

Un pensamiento que ayuda a ver con claridad el dolor emocional provocado por esta paradoja es: "pareciera que entre más me esfuerzo por olvidarlo (o mientras más te esfuerzas en que yo lo olvide), más grabado queda en mi memoria".

Lo primero que hay que entender es que descubrir una infidelidad suele ser un suceso traumático.

Es decir, un suceso donde me siento permanentemente en peligro, donde casi no tengo control de las circunstancias y mi vida termina girando en torno a dicho evento. Ahora, como puedes ver, descubrir una infidelidad cumple muy bien con estos requisitos.

Para evitar los daños de la paradoja de la verdad, la pareja deberá estar consciente que la verdad tiene el poder de causar más daño.

Por tanto, es casi imposible que una pareja pueda hablar con sinceridad sobre la infidelidad si primero no se ha puesto de acuerdo en crear un entorno seguro y de contención donde la verdad pueda ser revelada, por muy dolorosa que resulte.

Por ello, la primera tarea de la pareja será evaluar concienzudamente si están dispuestos a usar la verdad de manera constructiva, es decir, para reparar los daños (y no con el fin de lastimarse todavía más).

Para evitar ser presa de la paradoja de la confianza, la pareja deberá entender que restaurar la credibilidad es algo que implica riesgos. Cuando una persona decide sincerarse, empeña su palabra y su reputación; mientras que cuando una persona se arriesga a creer en lo que le dicen, está empeñando sus recursos.

En el dilema de la credibilidad, ambas partes tienen mucho que perder.

Por ello, la segunda tarea de la pareja es entender que se requiere de un trabajo en equipo

(ya que los dos están en el mismo barco y si se hunden hay mucho en juego), por lo que lo mejor es tomarlo con calma.

No necesitan restablecer la confianza de manera inmediata. Lo mejor es empezar arriesgando poco,

y si el resultado es positivo, se podrá ir aumentando la apuesta.

Para evitar la trampa de la paradoja del olvido es necesario entender que un suceso de tal naturaleza nunca será olvidado.

Sin embargo, esto no quiere decir que se tenga que vivir con el resentimiento y el dolor eternamente. Superar una infidelidad no implica olvidarla, implica resignificarla. ¿Cómo saber si he logrado resignificarla? Porque cuando recordamos lo que ocurrió, ambos lo vemos como un evento doloroso que sirvió para aprender y hacer nuestro amor más fuerte.

Por ello, la tercera tarea de la pareja es enfocar sus esfuerzos, no en borrar lo que pasó, sino en descubrir los factores que favorecieron que el engaño ocurriera y trabajar en el compromiso para evitar que algo similar vuelva a ocurrir en el futuro.

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Miedo a descubrir una verdad más dolorosa o insoportable.
Exigirle a la persona infiel que hable con la verdad y luego “castigarla” por haberlo hecho.
Dificultades para crear un entorno seguro y de contención donde la verdad sea usada para sanar en lugar de usarla para hacerse más daño.
La persona infiel no muestra intenciones de sincerarse o se niega a terminar definitivamente con la otra relación.
Creer que para superar una infidelidad es necesario alcanzar el perdón lo más pronto posible.
Insistencia de la parte infiel en que la parte engañada “dé vuelta a la página” y actúe como si el daño no hubiera ocurrido.
Creer que pueden volver a “empezar de cero” o hacer un “borrón y cuenta nueva” sin tener que afrontar ni hablar sobre las consecuencias que la infidelidad ha tenido en la relación.
Creer que todo el trabajo para reconstruir la relación le corresponde a la parte infiel (pues fue quien “ocasionó todo el problema”)
Creer que todo el trabajo para reconstruir la relación le corresponde a la parte engañada (pues de nada sirve hablar con sinceridad mientras no decida confiar de nuevo en la parte infiel).
Dificultad para identificar los factores que influyeron en la infidelidad y por ende aprender a evitarlos en el futuro.
Consecuencias muy dolorosas y difíciles de manejar derivadas de la infidelidad (el engaño ocurrió con un familiar cercano, nacimiento de un hijo, contagio de una infección de transmisión sexual, etc.)